jueves, 18 de octubre de 2012

LA INDUSTRIA DEL FUEGO: ¿Quién gana quien pierde económicamente?



Aunque este blog, nació y creció con una vocación inconfundiblemente ecológica medioambiental y

¿Por qué no ecologista francotiradora?

Al desarrollar este análisis de esta entrada me ceñiré a lo estrictamente económico, el puro y duro coste beneficio.

En los bosques y montes con nulo o muy bajo valor maderero no situados en zonas protegidas de alto valor ecológico y paisajístico, tendríamos;

Entre los ganadores a:

Las empresas forestales dedicadas a plantaciones y otros  trabajos forestales, sobre todo en estos momentos en que el dinero de la PAC forestal para restauraciones y repoblaciones ha desaparecido y que después de unos años de auge están pasando por malos momentos. Según información de un responsable de gestión de forestal de la Junta de Castilla y León el coste de plantación sin tener en cuenta limpieza del monte y transporte de la madera quemada aun centro maderero es de 2.000 €/Ha.

Las empresas de maquinaria de movimientos de tierra, en estos momentos en baja actividad al disminuir la obra pública y la construcción y de pequeña obra pública.

Los ayuntamientos donde se ejecutan las obras forestales de regeneración de incendios, ya que permite a los alcaldes y concejales disponer de influencias a la hora de contratar al personal y disponer de una entrada de dinero en el municipio que mejora su actividad comercial, en algunos casos situados en zonas turísticas este procedimiento a servido para recalificar terrenos el Levante es un buen ejemplo de ello.

Los vecinos de esos mismos ayuntamientos que son contratados por las empresas forestales para restaurar y acondicionar el monte desvastado por el incendio y recomendados por sus alcaldes y concejales.

Los gestores de los dispositivos del Plan contra Incendios, regionales y locales, se incluye a todo el aparataje administrativo (técnicos, forestales de diversas categorías, conductores) con sus cuantiosas dietas, en una administración que no para de bajar el sueldo del resto de los funcionarios y el contrato de nuevos brigadistas y retenes antiincendio.

Las empresas hosteleras pero en general de suministros y otros servicios al generarse en el exiguo medio rural una entrada de  dinero y trabajo, aumenta el servicio de comidas y los gastos en general de la hostelería local y otras compras.

Los viveros que proporcionan plantas

Los maderistas de maderas de baja calidad, que compran la madera quemada a un valor notablemente inferior al de la madera fresca.

Evidentemente esto no quiere decir que sean los causantes del fuego, muchos de ellos contemplan su trabajo roto y sin sentido cuando al cabo de 20, 30 0 40 años sus plantaciones se queman sin haber alcanzado la fase de amortización, sin haber generado un euro real, se quema un capital duramente invertido sin haberse obtenido ningún beneficio económico del mismo y los dedicados plenamente al mundo forestal se quedan sin argumentos que justifiquen sus desvelos y los recursos que la sociedad a confiado en ellos.

Vayamos con los perdedores del fuego:

La sociedad en general que ve retraída de sus impuestos unas cantidades totalmente perdidas, ya que hay que seguir aportando dinero público constantemente para mantener una minima actividad forestal en las zonas rurales sin que ellas mismas hayan llegado a generar los excedentes necesarios de la explotación del monte que les permita una minima autoprotección.

En algunos casos muy puntuales particulares y microempresarios locales que extraen de forma complementaria a otros ingresos; frutos, leñas, miel, setas del monte.

La conclusión es desoladora en los sitios que el monte se quema de una manera tan sistemática y organizada es porque el monte no genera bienes económicos suficientes para sus propietarios y en ese caso debería abandonarse cualquier nueva inversión encaminada a su regeneración limitándonos a invertir en auto protección para las poblaciones rurales, como haríamos con cualquier bien que solo nos produjera gastos y no pudiésemos desprendernos del mismo, limitar los gastos al mínimo.

En este tiempo de crisis seguramente es lo que nos espera