Vertiente sur de la Cordillera Cantábrica, hábitat primitivo del topillo campesino
El topillo campesino Microtus arvalis, es un roedor de origen euroasiático, que hasta el momento solo había colonizado la Cordillera Cantábrica, allí se forjo y se diferencio en la subespecie Microtus arvalis asturianus. Hasta el final de los años setenta del pasado siglo no había osado cruzar los puertos cantábricos y adentrarse en las regiones mesetarias del sur.
Las primeras investigaciones realizadas en los años setenta por el biólogo José Rey ubican a esta especie únicamente en la vertiente sur de la cordillera cantábrica y en las sierras de Albarracín y Javalambre.
Desde la década de los ochenta se tiene las primeras noticias de topillos campesinos en la provincia de Valladolid. Pero es el biólogo Juan Delibes el primero en detectarlos en 1983 en la Cuenca del Duero ,mientras realizaba muestreos en fincas de Burgos, estudiando la dieta alimentaria de las rapaces.
Su hermano y colega Miguel Delibes había estudiado a finales de los años setenta varios cientos de egagrópilas (pelotas de pelo, uñas y huesos que las rapaces vomitan después de ingerir sus presas) y no había encontrado ni un resto de topillos campesinos, la rareza del fenómeno le hace recapacitar, parece claro que han empezado a migrar a través de las riberas de los ríos y que estaban encontrando un hábitat ideal en los grandes campos de alfalfa de regadío de la meseta castellana y leonesa.
Campo de alfalfa de regadío el nuevo habitat el topillo
El biólogo saca algunas conclusiones y pronostica que la abundancia y disponibilidad de alimento junto con un clima menos riguroso que el de su hábitat originario, podría ocasionar una fuerte explosión demográfica. Alertado por sus deducciones pide una pequeña subvención a la Junta de Castilla y León para estudiar con detenimiento el fenómeno y encontrar un punto débil en la biología de la especie que pudiera detener la previsible plaga, la administración le deniega el proyecto, ignorando lo que se le vendría encima en años posteriores, corren los primeros años ochenta.
Topillo campesino
Desde entonces en el valle del Duero se producen explosiones demográficas de topillos campesinos, cada tres o cuatro años, si en condiciones normales la densidad poblacional estimada es de 5 a 10 ind/Ha, en los ciclos de superabundancia se superan los 200 ind/Ha.
Corre por la zona una leyenda rural que dice que los topillos campesinos les introdujo en los campos el “ICONA”, para alimentar a las culebras, en algunos lugares incluso se dice que algún conocido de toda confianza les vio descender en paracaídas, de alguna furtiva avioneta, hay alguna versión que indica que no fue el ya extinto “ICONA” sino los propios ecologistas, en su afán de proteger a los bichos a costa de los humanos.
Dibujo de topillo paracaidista
Todo esto no son más que los síntomas del impacto que ha ocasionado en el mundo rural esta fulgurante expansión del topillo campesino, algo inédito para los agricultores, acostumbrados a la estabilidad de su ecosistema durante cientos de años y no concientes de que los cambios en el mismo ocasionados por el aumento de la productividad, el cambio de sus cultivos y las modernas formas de tratar la tierra y obtener alimentos, iban a ocasionar la llegada de un nuevo socio a pedir su parte.
Topillos hasta en las mangueras de riego