Foto sacada de un video tomado por los rescatadores de Jimena y publicada en el Diario de León
El otro día salto a la prensa local el hallazgo por un buen samaritano de una preciosa osita bebe de 4 meses de edad a la orilla de una de las carreteras que discurren por el frondoso municipio berciano de Palacios del Sil, cuentan tanto la prensa como mis amigos de Villablino, municipio vecino, que el buen hombre encontró a la pequeña Jimena, al lado de la carretera y esperó a que llegase su madre, para recogerla, equivocando sin duda a la señora osa, con una madre de cualquier APA de España, ligeramente despistada o demasiado atareada.
Se sabe que el oso pardo cantábrico, que puebla nuestras tierras desde tiempos inmemoriales, ha conservado sus poblaciones menguadas pero sin extinguirse como en muchos otros lugares gracias a dos elementos providenciales para la especie, la principal es la tortuosa y motaraz orografía que caracteriza al país y la segunda y definitiva es el carácter de esta singular subespecie, tímida y prevenida. Los que andamos habitualmente por el monte y recorremos la cordillera cantábrica sabemos que cuando comenzamos los primeros repechos al adentrarnos en algún valle silencioso y solitario, el oso mas cercano pondrá pies en polvorosa asustados por esa mezcla de ruidos y olores que producimos los humanos.
Eso es lo que ha salvado a la especie de nosotros.
Me contaba un nativo del Valle de Valdeón vecino de Madrid desde muy joven, mientras contemplábamos un atardecer desde el mirador del Pontón en su maravilloso valle, una anécdota que le sucedió a uno de sus tíos a mediados del siglo pasado, cuando volvía de trabajar en sus fincas por el camino que va a Vegabaño ya en el vecino Valle de Sajambre, en un recodo del estrecho sendero se topó con un oso adulto, ambos dos profirieron un grito y cada uno de ellos retrocedió saliéndose ambos del camino, contaba su tío una vez repuesto del inesperado susto que no llegó a saber nunca por donde marchó el oso, él junto todo su valor, salio de su escondrijo y camino hasta su caso como alma que se la lleva el diablo, yo creo que el oso hizo exactamente igual.
Me vienen todas estas imágenes a la memoria para percatarme de la imposibilidad de que la osa se acercara al buen samaritano que cuidaba a su osezno y rogarle que se le devolviera, si la osa hubiera vencido su miedo atávico hacia los humanos sin lugar a dudas que el amable vecino de Palacios de Sil, estaría como mínimo en la UVI.
Es fácil a toro pasado dar consejos, pero en estos caso lo mejor hubiera sido dejar al osezno solo, que ya lo encontraría su madre, y al mismo tiempo alertar de su situación a los servicios especializados; SEPRONA, Fundación Oso Pardo, Medio Ambiente etc, para que a buena distancia y con técnicas adecuadas comprobasen si de verdad la criatura perdida era un osezno huérfano.
Foto sacada de un video tomado por los rescatadores de Jimena y publicada en el Diario de León
Porque el destino de Jimena una vez perdido el miedo atávico protector a nuestra especie, no puede ser otro que la cautividad por vida, para ella y para sus descendientes.
Por eso esta noticia aparecida en el DiariodeLeón y con gran profusión de fotos y de entusiasmo me ha dejado un regusto triste.
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