viernes, 2 de noviembre de 2012

LA INDUSTRIA DEL FUEGO; Una visión ecológica del problema



El rio Duero en los primeros metros de su nacimiento a los pies de monte Urbión, un lugar libre de incendios

Al margen de que hay peores y mejores años en la incidencia de incendios, dejar al albur de la naturaleza caprichosa esta espinosa cuestión suena medieval o prehistórico si me apuráis.

La primera premisa debería de ser ¿Cuáles de nuestros montes genera beneficios?

¿Qué tipo de beneficios generan? Económicos, ambientales cuantificables, ambientales no cuantificables.
                 Bosque de Covaleda en tierra de pinares en Soria, donde el pino silvestre es autóctono

Los bosques y zonas de monte que son económicamente rentables deberán seguir como hasta ahora, su gestión ha debido ser la correcta y solo será necesario optimizarla, los costes derivados de su protección deberían salir de sus excedentes primarios y secundarios, sin aportaciones de dinero público, la protección contra el fuego debería pagarse íntegramente con sus medios y sería interesante que fueran sus dueños los que se encargasen de su gestión.

Pero por desgracia España no es un país maderero, su climatología y su orografía que nos proporciona otras ventajas, como una agricultura mediterránea verdaderamente rentable y una variedad de ecosistemas verderamente atractiva de cara al turismo.

En los inventarios forestales del Ministerio de Agricultura, nunca quedó claro que bosques eran realmente rentables económicamente y cuales no, vamos a suponer que solo los bosques de las serranías de Soria, el límite de Soria con Burgos y algunas zonas de  Segovia entran en este apartado, si no nos fijamos exclusivamente en riqueza maderera, otro tipo de bosque o dehesa sería los encinares de Castilla La Mancha con sus enormes fincas cinegéticas, pero allí el rendimiento esta claro su gestión y propiedad en manos privadas y la incidencia de incendios absolutamente desconocida, otro tipo de aprovechamiento son las masas de pinos piñoneros de Valladolid, Segovia y Huelva y los abandonados de momento pinos resineros de las dos primeras, explotados hasta hace 30 años para la obtención de colofonias y aguarrás y en cualquier momento disponibles cuando los precios del petróleo suban lo suficiente como es fácilmente previsible.

       Parque Nacional de Cabañeros, la dehesa y los ciervos

Hechas estas salvedades supongo con algún ejemplo mas en el Pirineo con el pino negro y los alcornocales de Gerona y Huelva, y los eucaliptos de la zona cantábrica, el resto de los beneficios que se le suponen al resto de los bosques y zonas de monte son meramente ambientales, paisajísticos y emocionales, algunos de ellos fácilmente cuantificables y evaluables, como atracción turística para; montañeros, senderistas, esquiadores, campistas, acampadas de verano para jóvenes y familias, aficionados a la ornitología, la berrea de ciervos, los cerezos en flor en primavera, los parques forestales de tirolinas, los deportes de aventura, la búsqueda de setas y un sin fin de actividades ya totalmente implantadas en este sociedad y en creciente auge, cuyo indicador será la implantación de empresas de servicios y de ocio tanto activo como no, en cuanto a otras actividades complementarias tradicionales de los bosques y montes como son la caza y la pesca también son fácilmente evaluable su incidencia en la economía del medio rural.

             En Cabañeros tambien hay sitio para los buitres
 
Prácticamente todos los bosques y zonas de monte encuadrados en este apartado forman de la Red Natura 2000, y gozan de diferente tipos de protección, o están en parques naturales y en reservas, o están clasificados como ZEPAS o LIC.

 Puesto de caza en la sierras de Cardeña y Montoro Sierra Morena Cordoba

Esta maravilla gastronómica tambien la produce el bosque adehesado

El hecho de que muchas urbanizaciones segunda residencia hayan decidido instalarse en las proximidades de estos espacios privilegiados o en algunos casos dentro de ellos ha sido fuente conflictividad ya que muchos de los que hemos descrito están declaradas como zonas de protección en base a esos valores.

La creciente masificación es su mayor peligro, pero en gran medida disponen de instrumentos de planeamiento para mitigar esos impactos.

Pero no todos los bosques y zonas de monte sin valor forestal reúnen las características necesarias para hacer atractiva la práctica de deportes de aventura de cualquier naturaleza ni poseen la capacidad de proveer la caza y pesca deportiva, y no por eso están condenados a su desaparición, aunque si a un riesgo creciente en un plazo medio.

Son los bosques y montes con valores ambientales no cuantificables económicamente, los que necesitarían un plan dinamizador de bajo coste o nulo coste.

Son estos bosques los que corren el peligro de incendios provocados, fragmentación de su territorio y en convertirse en depositarios de residuos, basuras y en definitiva abandono y degradación.

Y el caso es que habría que recordar que estos ecosistemas contribuyen fundamentalmente a la protector del suelo, la fijación del CO2 atmosférico, el equilibrio hídrico, el mantenimiento de la biodiversidad aunque en este caso no es deseable que todo fuera bosque maduro desarrollado sino que estuviera acompañado de una mayor diversidad serial, con zonas de matorral, incluidas terrenos agrícolas abandonados por su baja productividad y roqueros,

Existe una sobrevaloración del bosque desarrollado maduro  basados en el valor económico de la madera extraíble del mismo, que se ha trasladado en muchos casos al campo del ecologismo, valorándose como mas valioso ambientalmente un bosque desarrollado que un matorral o pastizal, o una zona de roqueros, cuando existen multitud de ejemplos de mayor diversidad en estos últimos y muchas veces mayor singularidad.

En definitiva este tipo de bosques y monte se debería gestionar con parámetros sencillos pero estrictamente ecológicos, aplicando la economía de medios y la imaginación, dejar la regeneración y evolución a la naturaleza que lo hace gratis e incidir solo en lo que puede afectar a las poblaciones cercanas, así como las necesidades que vayan surgiendo a lo largo de tiempo, que pueden darnos sorpresas ya que los gustos e intereses suelen llevar una gran dinámica social a veces impredecible.

Dedicar los esfuerzos a la investigación de campo dando vía libre a que la Universidad y otras Instituciones científicas, se involucren e investiguen.

Procurar que las mínimas obras que haya que realizar se hagan aplicando el intercambio en especies; las hacenderas y los campos de trabajo son una herramienta social y educativa muy poco desarrolladas en este país y muy interesantes cuando empezamos a movernos en el campo de la microeconomía ecológica.

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