Hace
poco de menos de veinte años que me mude de casa, a un barrio nuevo al norte de
la ciudad en León (España), fuimos de los primeros vecinos en un barrio que
pronto se hizo muy popular, por la izquierda del mismo discurría el rio
Bernesga poco más que un arroyo que atraviesa la ciudad, disponía de una presa en cabecera que lo regulaba para
abastecer de agua a una central térmica situada al norte, mas tarde se recreció para paliar el fuerte
estiaje que sufría cada verano agravado por los riegos a los prados en los pueblos ganaderos ribereños
del norte.
Cuando me instale en León al principio de los
años ochenta el río Bernesga era un rio torturado, encauzado desde el puente
romano de San Marcos, como un canal de desagüe sucio y pestilente, donde toda
suerte de empresas vertía sin control sus residuos incluidas las aguas
residuales de la ciudad, del puente romano aguas arriba el cauce era un
revoltijo de pequeñas fabricas: farmacéuticas y de grasas, fincas y escombros.
Entonces
como un pequeño milagro las cosas empezaron a cambiar, el barrio que lucia una
abandonada y obsoleta urbanización fruto de otros tiempos y paralizada por
juicios y sentencias que bloquearon su desarrollo como ensanche de la ciudad en
los años sesenta, se desbloqueo,
súbitamente las autoridades regionales herederas de la mayor parte del suelo
urbano planificaron una nueva forma de hacer ciudad, en esos oportunos momentos
la universidad de la ciudad planteo una manera ecológica de acondicionar el
cauce del rio, para entonces estoy hablando de finales de los años ochenta del
siglo pasado, tanto la depuradora de la gran empresa farmacéutica instalada en la ciudad como la depuradora de aguas
residuales urbanas estaban ya construidas y en funcionamiento lo que posibilito
la depuración del maltratado río.
Desde
entonces he paseado asiduamente por las orillas del rio, al cual se limpio,
saneo y planto en su orilla izquierda algunos árboles y poco más que sendas
para paseantes y bicis además de pequeños puentes peatonales, dejando el cauce
inundable totalmente natural y cambiante, solo con alguna pequeña escollera de
simple piedra a modo de refuerzo.
Los primeros años aparte de contemplar el
incesante trasiego de gravas que arrastra y sedimenta el río, pequeñas
inundaciones en las islas, poco mas se podía observar si acaso el conspicuo azulón o ánade real que lo mismo está
haciéndonos compañía que en las islas norteñas del Atlántico Norte, que
ramoneando entre las piedras y sauces, evidentemente nos acompañaban gorriones,
urracas, lavanderas y colirrojos tizones, típicas aves de ciudad, hace unos
diez años empezamos a observar garzas
reales pescando en el río y a ver pasar fugazmente cormoranes grandes el terror de los pescadores.
Hará
como unos seis años observamos que una
pequeña colonia de martinetes se
había instalado para criar en una de las islas de invierno del río, justo la
más próxima al puente romano y al hostal de San Marcos y empezaron a coger la
costumbre al atardecer de ir a capturar gobios en una pesquera cercana
Este
año (2016) los martinetes se han
traído a unos amigas las garcetas
bueyeras unas sureñas que no le han hecho ascos a nuestras frías
primaveras, a estas últimas no se las ve pescar en el río porque prefieren
seguir al ganado en los prados y alimentarse con los insectos que levantan,
pero de vuelta al nido al atardecer las garcillas son de costumbres diurnas se
detienen en el río a beber un traguito de agua, antes de volver con sus
polluelos al río porque parece que han criado con éxito.
Este
mes de enero hemos tenido una invitada excepcional la garza grande, una señora de clima cálido pero ya presente en el
delta del Ebro, debe haber venido de exploración haber si el barrio le gusta y
se instala para pasar el invierno o criar un poco como todos nosotros.
Los
martines pescadores han vuelto a
recolonizar este tramo del río y ya es relativamente fácil espiar su silueta
azul relampagueante, así como otros pájaros como la curruca capirotada.
Y
para completar la cadena trófica de vez en cuando una pareja de cernícalos vulgares juega entre nuestros tejados,
ahuyentando a las palomas; domesticas, torcaces, tórtolas y turcas que de todo
tenemos.
Esta
entrada no quiere ser un listado exhaustivo de aves, para eso os pongo a
continuación unos estupendos enlaces de pajareros auténticos, que os informaran
del número de parejas, nidos y fechas con unas fotos maravillosas.
Solo
es el relato de una vecina que lleva muchos años paseando por el río de al lado
de su casa y recuerda que los tiempos pasados de ninguna manera son los
mejores.
Que
una depuración eficaz y pequeños aciertos en la gestión ambiental y urbanística
que no encarecieron el proyecto están proporcionando refugio a muchas especies
algunas emblemáticas y calidad de vida a los humanos que tenemos que vivir en
ciudades lejos del medio natural.
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